CLEVELAND.- El alumno de séptimo grado Henry Cohen se meneaba al son del tema de los Beatles “Here Comes the Sun” en el aula de la maestra Nancy Morris, abriendo y cerrando los brazos sobre los planetas pintados en su camiseta.
Henry y sus compañeros de clase en la escuela Riverside de Cleveland estaban todos de pie, bailando durante una clase especial vinculada con el eclipse solar total de abril. Otros alumnos de segundo grado, invitados especialmente, estaban sentados de piernas cruzadas en el piso y reían mientras construían modelos de gafas para mirar eclipses. Los pupitres y estantes estaban cubiertos de dioramas con modelos de la tierra, la luna y linternas que hacían las veces del sol.
Henry dijo que su camiseta reflejaba su fascinación con el espacio, que considera un “misterio interesante”. El eclipse “es una posibilidad en un millón y me alegra estar presente para verlo”, dijo.
Para las escuelas en la trayectoria de totalidad del eclipse del 8 de abril, el evento ha dado lugar a lecciones especiales de ciencia, literatura y cultura general. Algunos colegios están organizando a grupos de alumnos para que vean el eclipse, se sobrecojan con la oscuridad en pleno día y aprendan sobre el fenómeno astronómico que lo explica.
El distrito escolar de Portville, Nueva York, cerca del límite con Pensilvania, se encuentra apenas afuera del trayecto de totalidad. Su plan es llevar a los 500 alumnos del séptimo al 12do grado en bus a un antiguo establo sobre un valle. Allí podrán seguir la sombra del eclipse cuando se produzca alrededor de las 3:20 de la tarde hora del este (2020 GMT).
Fue necesario modificar el horario escolar para poder hacerlo, pero el jefe del distrito escolar, Thomas Simon, dijo que los docentes no querían perder una oportunidad para el aprendizaje, sobre todo en una época en que los estudiantes conocen buena parte de la vida solamente a través de las pantallas.
Queremos que terminen ese día con la sensación de que son una parte muy pequeña de un magnífico planeta en el cual vivimos y que hay cosas verdaderamente fascinantes que podemos experimentar en el mundo natural”, dijo Simon.
Las escuelas en Cleveland y algunas otras ciudades por donde pasará el eclipse cerrarán ese día para que los estudiantes no se encuentren en autobuses o en medio de las multitudes que previsiblemente se formarán. En Riverside, Morris elaboró una serie de actividades prácticas, juegos y modelos para educar e interesar a sus alumnos antes del gran día.
En verdad, no comprendían lo importante que es esto hasta que empezamos a hablar sobre ello”, dijo Morris.
Los currículos escolares en materia de ciencias en todos los estados incluyen las fases de la luna y los eclipses, dijo Dennis Schatz, expresidente de la Asociación Nacional de Enseñanza de Ciencias. Algunos distritos escolares tienen sus propios planetarios —reliquias de la carrera espacial de la década de 1960— donde los estudiantes pueden recibir lecciones de astronomía.
Pero no hay mejor lección que el fenómeno real, dijo Schatz, quien exhorta a los docentes a aprovechar el eclipse como “un buen momento para la educación”.
Es precisamente lo que piensan hacer las maestras de ciencias Anita Orozco y Katherine Roberts en la escuela Lamplighter de Dallas: llevarán a todos sus estudiantes desde el preescolar hasta cuarto grado a verlo afuera. En un taller de enseñanza en la Universidad de Texas en Dallas les dijeron que sería “casi un crimen” mantener a los estudiantes puertas adentro.
Queremos que nuestros estudiantes sientan la fascinación de la ciencia como la sentimos nosotros”, dijo Roberts. “Queremos que comprendan y sientan el asombro de este magnífico evento”.
Manejar a niños tan jóvenes tiene sus dificultades, pero “queremos que sea un evento”, dijo Orozco.
Al formar a futuros docentes en ciencias, la profesora Noemi Waight, de la Universidad de Buffalo, los alienta a incorporar la manera como la cultura afecta la experiencia del eclipse. Por ejemplo, para los nativos de América del Norte, puede ser un hecho sagrado.
Es importante que nuestros docentes lo comprendan”, dijo, “así cuando enseñan pueden incorporar todos estos elementos”.
El Club de Amigos de STEM de la Universidad Estatal de Nueva York Brockport planea realizar actividades relacionadas con el eclipse con los alumnos de cuarto grado del maestro Christopher Albrecht, con la esperanza de contagiarles su pasión por la ciencia, tecnología, ingeniería y matemática.
Quiero mostrar a los estudiantes lo que es posible”, dijo Allison Blum, de 20 años, estudiante de física con especialidad en astrofísica. “Se conocen los trabajos populares, como el de astronauta, pero no se conocen todas las posibilidades de los distintos campos”.
Albrecht quiere aprovechar el interés de sus alumnos en el eclipse para estimular también el amor por la lectura.
Esta es una gran oportunidad para leer mucho con ellos”, dijo Albrecht. Ha escogido los libros “What Is a Solar Eclipse?” (¿Qué es un eclipse solar?) de Dana Meachen Rau, y “A Few Beautiful Minutes” (Unos Pocos Minutos Bellos) de Kate Allen Fox para leer con su clase en la escuela primaria Hill de Brockport, Nueva York.
Es atrapar su interés, y al mismo tiempo estimular su imaginación”, aseguró.